Nunca imaginé que un proyecto de diseño web pudiera convertirse en un viaje emocional, casi literario. Pero así comenzó todo: con la tarea, y el privilegio de diseñar la página del Centro Gabo, un espacio dedicado a honrar la vida, la obra, y el legado que dejó Gabriel García Márquez. Y como si fuera una de sus historias, el reto llegó envuelto en urgencia: debíamos crearlo en tiempo récord.
El llamado de la magia
Todo buen proyecto de UX comienza con la comprensión profunda del usuario y del contenido. Antes de empezar en colores o interfaces decidí hacer lo más importante, volver a las raíces de Gabo: a Macondo, al Caribe, a ese territorio donde lo cotidiano se mezcla con lo fantástico. Recordé la calidez de Gabo, su mirada curiosa, su voz tranquila y ese don de convertir la vida en un relato inolvidable.
Sabía que, para que el diseño funcionara, debía sentir primero ese mundo. Traducirlo sin romper la magia.
Los símbolos que comenzaron a hablarme
El trabajo de UI se apoyó en símbolos cargados de historia y emoción, mientras investigaba aparecían casi solos, como si me buscaran, la pluma, delicada, eterna, símbolo de su escritura. El sombrero vueltiao, orgulloso y profundamente caribeño. El sol, siempre cálido, siempre presente. Las alas, recordando ese vuelo entre lo real y lo imposible. La mariposa amarilla, inevitable, poética, inseparable de su obra. La cámara antigua, testigo de su pasión por el cine.
Cada uno se convirtió en una pieza del rompecabezas visual. No los elegí por estética, sino por significado: para reforzar la identidad del sitio y generar una conexión emocional con el usuario.
El caribe como sistema visual
La creatividad tomó forma a través de una paleta de colores inspirada en el Caribe y en los paisajes mágicos que atraviesan la obra de Gabriel García Márquez. Amarillos intensos, azules profundos, y tonos tierra ayudaron a construir una atmósfera cálida, coherente y envolvente.
Estos colores no solo respondían a una decisión estética, sino también a criterios de usabilidad, asegurando legibilidad, contraste y una experiencia visual cómoda en distintos dispositivos.
Imágenes grandes y de alta calidad para generar gran impacto en los usuarios, fue el mejor aliado.
Del concepto a la interfaz, Figma como aliado
Con esa inspiración clara, llegó el momento de construir. Abrí Figma, herramienta clave para estructurar la arquitectura del proyecto. El tiempo jugaba en contra, pero la creatividad estaba a favor. Cada día sentía como el proyecto se hilaba solo: una página que no solo mostraba información, sino que contaba un relato. Un homenaje digital donde cada detalle, una transición, una curva, un color, tenía intención.
Diseñar esta página fue más que un trabajo, fue una experiencia que me hizo entender que diseñar no es solo crear interfaces, es transmitir emociones. Pude rendir homenaje desde mi oficio, creando un espacio digital donde su magia sigue viva.
Si estás empezando en el mundo del diseño, recuerda esto: Los proyectos que te transforman llegan cuando te atreves a diseñar con el corazón.
